El día que cambió mi vida
Una noticia que cambió mi vida por completo fue en mi cumple número 21, cuando mi hermana me dijo que me venía a Buenos Aires. Estaba trabajando como guardavidas en la costa belga, sentado en la torre, cuando escuché una vez de abajo: “¿Hablás español?” Nunca me voy a olvidar de ese día. Podía sentir que mi vida iba a cambiar para siempre… y así fue. Me venía a Buenos Aires por un intercambio de estudios.
¿Por qué elegí a Argentina en primer lugar entre los 156 posibles destinos? ¿París o Berlín, por ejemplo? Me parecían muy cerca. ¿Madrid o Bolonia? Iban todos. ¿Inglaterra o Estados Unidos? ¡Qué aburrido! Yo quería algo diferente, algo arriesgado, algo cool… Vi Buenos Aires. Buenos Aires, Buenos Aires. Hmmm. ¿Qué sabía de Buenos Aires…? Nada, pero sonaba atrevido, sexy y muy original. “¿Quién en Bélgica se le ocurría irse de intercambio a Buenos Aires? ¡Nadie! Solo con eso ya me bastaba. ¡Voy yo!
Mi plan era que mi aventura no se iba a terminar en Argentina. Después del intercambio de estudios quería viajar por el mundo, no ser abogado. Soñaba con viajar por el mundo, conocer diferentes países, culturas, comidas, chicas… tener una vida llena de aventuras, en todos los sentidos. Sentía que si me convertía en abogado en Bélgica, moriría antes de los 40 años, de embole.
Cuando llegué a Buenos Aires, la ciudad me deslumbró desde el primer momento. Las calles vibraban con una energía que nunca antes había sentido. La gente era amable y cálida, y el idioma, aunque al principio un desafío, pronto se convirtió en una melodía cotidiana en mis oídos. Comencé mis estudios en la universidad y rápidamente hice amigos de todas partes del mundo. Cada día era una nueva aventura, explorando los rincones de la ciudad, desde los cafés históricos de San Telmo hasta las modernas galerías de arte en Palermo.
Mis días estaban llenos de descubrimientos. Probé el asado argentino, me perdí en los tangos apasionados y me enamoré de la vibrante vida nocturna de Buenos Aires. Participé en festivales culturales, aprendí sobre la historia rica y compleja del país y me empapé de su literatura y cine. Cada experiencia me enriquecía y me hacía ver el mundo desde una perspectiva completamente nueva.
Además, los viajes dentro de Argentina ampliaron aún más mi horizonte. Visité las majestuosas cataratas del Iguazú, me maravillé con los paisajes surrealistas de la Patagonia y me aventuré en las coloridas montañas del norte. Cada lugar tenía su propio encanto y me enseñaba algo nuevo sobre la diversidad y belleza de este increíble país.
La vida en Buenos Aires también me dio la oportunidad de reflexionar sobre mis propios sueños y aspiraciones. La libertad que sentía al estar lejos de casa me permitió explorar diferentes caminos y considerar opciones que nunca antes había contemplado. Me di cuenta de que el mundo era mucho más grande y lleno de posibilidades de lo que había imaginado desde mi pequeña torre de guardavidas en Bélgica.
Esta experiencia no solo cambió mi vida, sino que también me transformó como persona. Me hizo más abierto, más curioso y más valiente. Aprendí a valorar la incertidumbre y a disfrutar de la emoción de lo desconocido. Entendí que la vida es una serie de momentos únicos y que cada uno de ellos tiene el potencial de cambiar nuestro destino.
El Belga Kristof
Soy el dueño de Stand Up Club, soy comediante y doy clases de Stand Up. Vivo en Argentina hace casi 20 años.
No sé si viviré el resto de mi vida en Argentina. Hoy por hoy te diría que sí pero quién sabe que puede pasar en el futuro.
Si querés saber más sobre el Belga Kristof: saber más de mí