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El Belga Kristof – Diferencias Culturales en Argentina

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¿De qué trata?

El Belga Kristof

¿Por qué aprendí a bucear antes de venir a Argentina? En el verano previo a mi llegada a Argentina, viajé por Centroamérica y pasé por la isla de Útila en Belice, donde probé el buceo submarino. Me gustó, aunque no me fascinó, pero lo que más me llamó la atención fue que todos los instructores eran extranjeros que viajaban por el mundo. Me pareció ideal para trabajar durante mi viaje por el mundo, un sueño que quería cumplir después de mi intercambio en Argentina. Así que decidí convertirme en instructor de buceo.

Me sorprendió mucho lo que dijo una belga sobre Argentina. Antes de venir a Argentina, conocí a una chica belga que había realizado el mismo intercambio en Buenos Aires el año anterior. Pensé que me hablaría maravillas, pero no la vi muy entusiasmada. Me dijo que todo le parecía muy caro y que no había podido hacer nada, ya que el día a día le resultaba muy costoso y no había viajado en absoluto. Claro, ella vino en la época del 1 a 1 y yo llegaría justo después.

En mi última cita en Bélgica, ocurrieron cosas que en Argentina son impensables. Me encontré con una chica que estudiaba en Bruselas, la primera chica de la que me había enamorado hacía unos 8 años, pero eso es otra historia. Para llegar al bar donde nos íbamos a encontrar, tuve que cruzar el barrio rojo de Bruselas, lo que me generó mucho miedo. Por suerte, todo salió bien y nos encontramos en la puerta del bar. Al abrirle la puerta, ella me dijo: «¿Qué haces abriéndome la puerta? ¿Qué piensas? ¿Que no puedo abrir una puerta? Quédate tranquilo que puedo. Ya practiqué un montón». Pensé que ya estaba todo perdido, pero luego ella sonrió y siguió hablando bien conmigo. No todo estaba perdido.

Cuando finalmente llegué a Argentina, todo cambió. La energía de Buenos Aires me atrapó desde el primer momento. La ciudad estaba llena de vida, con su gente amable, su vibrante cultura y su deliciosa gastronomía. Pero lo que realmente hizo que me enamorara de Argentina fue la oportunidad de enseñar buceo en las hermosas aguas de la costa atlántica.

Me establecí en Puerto Madryn, un lugar conocido por sus increíbles oportunidades de buceo. Aquí, me formé como instructor de buceo y comencé a trabajar, enseñando a turistas y locales a explorar el mundo submarino. La experiencia fue transformadora. Cada inmersión me conectaba más con la naturaleza y me enseñaba a apreciar la belleza y la tranquilidad del océano.

Trabajar como instructor de buceo en Argentina no solo me permitió vivir de mi pasión, sino también conocer a personas de todo el mundo. Los turistas venían de diferentes lugares, cada uno con su propia historia y su deseo de descubrir las maravillas del mar. Compartir esos momentos con ellos fue increíblemente gratificante.

Sin embargo, la vida en Argentina no estuvo exenta de desafíos. Adaptarme a una nueva cultura y un nuevo idioma fue difícil al principio. El español que había aprendido en Guatemala no se parecía mucho al español argentino, lleno de lunfardo y un ritmo particular. Pero con el tiempo, y gracias a la paciencia y el apoyo de mis nuevos amigos, logré integrarme y sentirme como en casa.

Además de mi trabajo como instructor de buceo, también tuve la oportunidad de viajar por el país. Descubrí lugares impresionantes como el glaciar Perito Moreno, las cataratas del Iguazú y la encantadora ciudad de Salta. Cada viaje me mostró una faceta diferente de Argentina y me hizo enamorarme aún más de este país tan diverso y hermoso.

El Belga Kristof, como me empezaron a llamar mis amigos, se convirtió en una especie de leyenda local. Mis historias sobre la vida en Bélgica y mis aventuras como instructor de buceo en Argentina se convirtieron en temas recurrentes en nuestras reuniones. Incluso comencé a compartir estas experiencias en un club de comedia local, el Stand Up Club, donde contaba mis anécdotas como ‘Un Belga en Argentina’.

Mi vida en Argentina también me permitió formar una familia. Conocí a una mujer increíble con quien tuve dos hermosas hijas. Mis hijas, mitad belgas y mitad argentinas, son la razón principal por la que he decidido quedarme en este país. Quiero que crezcan en un lugar donde puedan disfrutar de la calidez de la gente, la riqueza de la cultura y la belleza de la naturaleza.

Hoy en día, sigo enseñando buceo y compartiendo mis experiencias a través de mi trabajo y mi club de comedia. Argentina me ha dado mucho más de lo que jamás hubiera imaginado cuando tomé ese primer vuelo desde Bélgica. Me ha dado una carrera, una familia y una comunidad de amigos que son como mi segunda familia.

El Belga Kristof ha encontrado su hogar en Argentina, y no podría estar más agradecido por todas las oportunidades y experiencias que este maravilloso país me ha ofrecido. Si alguna vez tienes la oportunidad de visitar Argentina, te animo a hacerlo. Quién sabe, tal vez también encuentres tu propia caja de sorpresas.

El Belga Kristof

Soy el dueño de Stand Up Club, soy comediante y doy clases de Stand Up. Vivo en Argentina hace casi 20 años.

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No sé si viviré el resto de mi vida en Argentina. Hoy por hoy te diría que sí pero quién sabe que puede pasar en el futuro.

¿De qué trata?

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